Conseguir reducir alguno de los 5 factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares (hipertensión arterial, sobrepeso, obesidad, tabaquismo o sedentarismo) ha sido el objetivo del programa científico piloto Fifty-fifty, diseñado por el Dr. Valentín Fuster, presidente del Observatorio para la Nutrición y el Estudio de la Obesidad, e impulsado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Después de un año de seguimiento, puede decirse que los resultados son alentadores, ya que se ha logrado que el 67% de los participantes en el programa mejoren en, al menos, uno de los factores de riesgo cardiovascular y que casi la mitad redujese el consumo de tabaco. Además, el 46% de los participantes incrementó su actividad física.
Apoyo «entre iguales»
El objetivo del programa, en el que han participado 7 municipios españoles, es capacitar a la población adulta, de entre 25 y 50 años, para que adquiera hábitos de vida saludables. ¿De qué manera? Pues a través de una formación específica y de una dinámica de grupo de «ayuda entre iguales», es decir, entre personas que tiene, al menos, uno de esos factores de riesgo. De ese modo, los participantes cuentan con un apoyo mutuo y comparten experiencias con personas que tienen las mismas condiciones de salud y con las que comparten unos desafíos similares para lograr cambiar unos hábitos de vida que les pueden acarrear muchos problemas de salud.
Con ese objetivo fijado, se firmó un acuerdo de colaboración con 7 municipios (Barcelona, Cambrils, Guadix, Manresa, Molina de Segura, San Fernando de Henares y Villanueva de la Cañada), donde han participado en total 543 adultos. Estos participantes han asistido, durante una primera fase (que ha durado 2 meses), a 6 talleres formativos dirigidos a fomentar hábitos de vida saludables: motivación para el cambio, gestión del estrés, cesar en el consumo de tabaco, cómo llevar una alimentación saludable, práctica habitual de actividad física y control de la tensión arterial.
La segunda fase del proyecto ha durado un año y, en ella, se ha dividido a los participantes en dos grupos: el primero, de intervención, para llevar a cabo dinámicas de grupo, de entre 60 y 90 minutos, basadas en la «educación entre iguales»; y el segundo, de control, del que simplemente se hacía seguimiento. Las dinámicas de grupo tenían lugar en cada municipio participante y, en ellas, los participantes iban explicando las mejoras que iban llevando a cabo en su día a día y compartían con el resto de personas las dificultades encontradas.
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La idea es que el modelo del programa de buenas prácticas sea reproducible en otros puntos de España hasta llegar a implantarse a gran escala en todo el país y lograr, poco a poco, un cambio en los hábitos de vida. Los resultados de este primer estudio han corroborado, por tanto, que las intervenciones de promoción de la salud y prevención de enfermedades son más eficaces cuando tienen un enfoque poblacional, en lugar de estar dirigidas solo a individuos.
