Un aceite enriquecido con antioxidante extraído de microalgas es capaz de prevenir la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), una enfermedad ocular que aparece con el paso de los años en personas con carencias de luteína y que es una de las principales causas de ceguera a partir de los 65 años. Investigadores de la Universidad de Jaén, con Ruperto Bermejo al frente, estudian, desde hace años, la manera de enriquecer el aceite de oliva con luteína procedente de estas microalgas para lograr estos efectos beneficiosos para la salud ocular.
La luteína es un antioxidante que el ser humano no puede generar por sí mismo, por lo que deben buscar fuentes alternativas de consumo. Se encuentra presente en alimentos como las espinacas, el brócoli o los huevos, aunque su asimilación parece ser menor que la que procede de la microalgaScenedesmusalmeriensis, descubierta en 2007 por investigadores de la Universidad de Almería (UAL), quienes crearon un proceso de obtención de este potente antioxidante. Además, en ese momento los investigadores almerienses descubrieron también que, utilizando el aceite de oliva virgen extra (AOVE) como vehículo, su porcentaje de digeribilidad aumentaba también. El investigador de la UAL en este proyecto, José Mª Fernández Sevilla, aseguraba entonces que podría tener efectos en la prevención de patologías cancerígenas, coronarias y neurodegenerativas.
La Universidad de Jaén también ha utilizado esta microalga para en enriquecimiento de los aceites. De hecho, para controlar su cultivo, incorporó al equipo investigador a Gabriel Acién, experto en algas de la Universidad de Almería.
La última fase del proyecto se ha centrado en establecer la cantidad necesaria de luteína a incorporar en el aceite, según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para lograr los efectos deseados. La cantidad ha quedado establecida en 0,1 mg por ml.
Además, el grupo se ha centrado también en determinar si la adición de este antioxidante podía comprometer las cualidades organoléptica de los aceites de oliva enriquecidos con él. Para ello, han analizado más de 20 variedades de aceite de oliva procedentes de Jaén, Córdoba, Málaga y Almería. Los resultados, sobre todo desde el punto de vista de su futura comercialización, han sido muy satisfactorios, ya que la luteína añadida no sólo no compromete la calidad del aceite sino que la mejora, en el sentido en que se hacen más estables, se pueden conservar durante más tiempo, resisten mejor la exposición a la luz y a altas temperaturas e, incluso, soporta mejor los ciclos de fritura.
El proyecto, además, continúa, ya que los investigadores planean añadir ahora betacaroteno, también procedente de algas, en los AOVE para prevenir enfermedades de la piel.