Hoy vamos a hablar de las costumbres que forman parte de nuestra vida cotidiana. En España, nos caracterizamos por darle una gran importancia a comer en familia. Muchas veces la falta de tiempo nos hace no poder llevarlo a la práctica tanto como nos gustaría, pero ya nos buscamos nosotros la vida para sacar ese ratito y compartir el tiempo con los nuestros.
Somos sociables por definición. Adoramos las mesas repletas de gente en Navidad, las conversaciones cruzadas, las risas, los brindis. Sacamos el tercer tiempo de dónde no lo hay y siempre tenemos motivos para celebrar, porque sabemos que los platos no saben igual cuando los compartimos en buena compañía.
Por ello, nos caracterizamos por nuestros ratitos de sobre mesa, esas conversaciones que se tienen después de la comida, ya con el estómago lleno y cafelito en mano. Y si la compañía es realmente buena, podemos echar incluso horas.
Cuando pensamos en lo que más nos gusta de comer en casa, nuestra abuela juega un papel fundamental, abuelas que te atiborran como si fueran a comerte luego, y aunque tengas ya pareja e hijos se siguen enfadando si no te terminas el plato.
Y, por último, como no puede ser de otro modo, la mejor de nuestras costumbres después de la comida es una buena siesta. Aunque esta costumbre no siempre implica echar una cabezada,sí que volvemos a comer a casa y a descansar siempre que podemos antes de seguir con nuestras tareas.
Si nos trasladamos a otros países, las costumbres cambian, así que si eres de los que no soporta a la gente que hace ruido comiendo o que come con la boca llena, no vayas a China, ya que allí es totalmente normal y no está mal visto. O si lo tuyo es comer con ganas y dejar los cubiertos a un lado, en los países árabes podrás comer con las manos que nadie te va mirar extraño.
En definitiva, compartir la comida con las familias es uno de esos pequeños placeres de la vida que aliñan nuestro día a día, y que no todos los países pueden disfrutar, ya sea por horarios o factores culturales. Así que sigamos manteniendo las buenas costumbres, ¡Y que no nos falten motivos para celebrar!